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25.8.10

Embocámela - Texto y Fotos: Mauro Albarracín (Publica en Arterais #20 Julio/Agosto 2009)

Durante el tiempo que llevo de Ludotecario, hay una pregunta que me atormenta: ¿Qué son los juguetes? ¿Como definirlos? Muchos podrán decir que tienen la respuesta, pero pongámonos a pensar en algunos “obvios”

ejemplos: una pelota, pero ésta sería mas bien un elemento de juego; otros podrán afirmar que un juguete es cualquier objeto con el que juega un chico, ¿y si el chico jugara con un cuchillo de carnicero? Incluso si consideráramos que eso es un juego estaríamos afirmando que cualquier objeto podría ser un juguete. Con lo cual, lo que le daría la categoría de “juguete” a un objeto podría ser el hecho de jugar con él. Sin embargo, tengo mi pieza abarrotada de muñecos con los que ya no juego (bueno, de vez en cuando sí), entonces ¿mis muñecos no son juguetes? Responder esto es mucho mas complicado de lo que parece. No cabe duda de que los juguetes son objetos y de que estos nos despiertan una variedad muy amplia y muy personal de sentimientos.

Un buen ejemplo de esto fueBaleros intervenidos”, una muestra solidaria que se llevó a cabo en el Centro Municipal de Exposiciones de S. Isidro. Participaron más de 200 artistas.


El objetivo?

Hacer de un simple balero una obra de arte. El resultado fue de lo más variado: desde un gaucho mateando hasta expresiones de sadomasoquismo (en donde el balero era ni más ni menos que una teta!), pasando por obras en las que el balero representaba un arma medieval, un huevo frito en una sartén, un globo ocular, un micrófono, y todo tipo de cabezas exóticas. Había baleros para los amantes del cine, del cómic (con una obra de Tabaré), del fútbol, para la gente naif, para los que proclaman “amor y paz”, para los ambientalistas, y hasta para los dark.


Un pesito pal museo

Dijimos que se trataba de un evento solidario, ya que uno de sus objetivos era recaudar fondos para El Museo Municipal del Juguete de San Isidro, en donde niños y adultos pueden recuperar el placer de jugar, conociendo y recreando juguetes que gracias a la magia del tiempo vuelven a cobrar vida. La “vaquita solidaria” consistía en la venta de una rifa de $100 que te garantizaba la adquisición de una obra al azar, es decir, no podías elegir tu balero preferido, te tenías que conformar con el que te tocara en suerte…

Queríamos colaborar con la comprita de una rifa, pero al tacaño del Editor nunca le cierran los números…

El Museo del Juguete abrirá sus puertas próximamente en el Parque Arenaza, Boulogne, cuya inauguración contará por supuesto con nuestra presencia.

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