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29.3.10

Si el espectador no va al teatro - Texto: Gabirela Lotito Heinz (Publicado en Arterias #19 - Mayo/Junio 2009)

En este número quisiera comentarles acerca de una experiencia teatral, pero sin teatro, butacas, ni espectadores voluntarios. Volviendo de un día agitado en el subte de la Línea D, irrumpieron dos pasajeros en el vagón repleto, que comenzaron a tener una conversación en voz cada vez más alta, un encuentro de dos amigos que no se veían desde hacía mucho tiempo. No tardamos todos los presentes en darnos cuenta que estábamos siendo testigos de un diálogo humorístico entre actores, y que sin pedir permiso y disimuladamente nos convirtieron en espectadores de una breve obra de teatro. Fue una sorpresa para mí que habitualmente no tomo subtes, ya que intentaban que la gente participe y opine. Muchos de nosotros reíamos, pero otros pasajeros los ignoraban o estaban inmersos en sus auriculares, ya que probablemente todos los días a esa hora presenciaban la misma escena, más allá de improvisaciones y nuevos arreglos que los actores puedan agregar al texto. Decidí investigar sobre el tema: ¿quiénes eran estos dos actores? ¿tendrán un repertorio de obras, intervienen en general los pasajeros en los diálogos? ¿tendrán el apoyo de la empresa de subterráneos? Mi búsqueda no tuvo buenos resultados con respecto a ellos en particular, pero si de otros grupos teatrales que hacen obras en los subtes, auspiciadas por Metrovías (que también auspicia otras actividades culturales) como los grupos “Las Chicas de Blanco”, Chuleta Lee”, o El Cospel”. Pero estas manifestaciones en subtes o lugares públicos no habituales para una obra de teatro no son nuevas, y nos remiten a las experiencias que realizó Augusto Boal, director y dramaturgo brasileño, cuando estuvo exiliado en los años 70 en nuestro país. Creador del Teatro del Oprimido, proponía a partir de un teatro invisible transformar al espectador pasivo en sujeto de la acción, al hacerlo partícipe del momento presente. Por ejemplo, un actor concurría a un restaurante y consumía varios platos, para después decir que no podía pagar. Los actores que estaban en otras mesas se mezclaban con la gente, y se generaba un debate con un final imprevisible. Lo que se proponía Boal era estimular al público a la reflexión y a transgredir su lugar de “oprimido” en la sociedad, para cuestionar y transformar el presente. Algunos de los grupos de teatro actuales, como “El Cospel”, hacen alusión al momento de pobreza que vivimos, vistiendo bolsas de basura y poniendo en escena personajes desesperados por esta situación, pero con un tono festivo e irónico. Otros grupos, como el que presencié, juegan más que nada a través de humor y la comicidad. Sea que estén auspiciados por la empresa de subtes o que irrumpan fugazmente en los vagones, lo que pretenden lograr estos grupos son pequeños “atentados” contra el adormecimiento general de todos los días, a través del humor, la palabra, los gestos o los juegos. Y sobretodo a través de la participación de la gente y el vínculo inesperado que surge en el momento. Y ahora que llegamos al final de la nota, antes de pasar de página, no se olviden los pasajeros de preparar sus monedas que pasamos la gorra!!!...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pareció muy interesante la nota, ya que mucha gente viaja en la red de subterráneos y está presente en este tipo de expectáculo humorístico, que a mas de uno le hizo generar uns sonrisa, en estos dias en donde veo a la gente cansada, nerviosa y muy apurada.