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15.10.09

Kevin Johansen + The nada +Liniers - Texto: Mauro Albarracín (Publicado en Arterias #06 – Julio/Agosto 2006)

Luego de semanas de discutir con nuestro Editor en Jefe, decidió que le quitara la tarjeta (que como está a nombre de la empresa, no te piden documentos) para comprar el par de entradas. Obvio que no iba a ir solo, fui con la despampanante Loly como fotógrafa para ver a Kevin Johansen. Ni lentos ni perezosos nos dirigimos al ND Ateneo, ubicado en la calle Paraguay 918, pleno corazón de la Capital, por lo que tuvimos que recurrir a la arteria más directa del tren (del que bien vale destacar que luego de las 21 hs las boleterías dejan de funcionar y el viaje se hace gratarola) para atravesar la Capital.

Una vez en la boletería del teatro, nos enteramos que allí las entradas sólo se venden en efectivo o con débito, nada de tarjetas de crédito (maldito sistema de venta telefónica), por lo que tuvimos que correr hacia algún punto de venta de ticketek, que pese a que te las dan en mano, te cobran el envío. Le solicitamos muy amablemente un par de entradas en la primera fila, no por nosotros, sino porque la revista se merece la mejor ubicación. Sin embargo, el canuto de nuestro Editor (noten que siempre aparece con mayúscula para darse más importancia), sólo dejó 50 pesos disponibles, por lo que me veía obligado a tomar una terrible decisión:
1) Comprar una única entrada para estar en primera fila, para estar cara a cara con Kevin Johansen, para sentirme parte del espectáculo, pero sin Loly; o
2) Comprar dos entradas lejos del escenario, separados y en el rincón más oscuro y apartado del teatro...mmm...oscuro y apartado...

Pero no, mi deber de periodista es más fuerte que mis instintos. Así que terminé comprando la mejor entrada para mí...y para Loly!!! Y nos fuimos los dos a ese lugar tan apartado y tan oscurito que tiene el teatro!

El viernes 26 de mayo fue una noche especial. Por empezar hacía calor, sí, a las 23 hs a fines de mayo, hacía calor, quizás porque se anticipaba el clima que se viviría dentro del ND Ateneo, bah, adentro es un decir, porque al asomarse a la esquina ya se veía una larga cola para entrar.
La sala a lleno total me mantenía a distancia del escenario y quizás más importante (bueno, lo más importante, para qué mentir...), de mi voluptuosa fotógrafa, a la que ya se le iban acercando los buitres. Desesperado por la situación, me lancé a la escalera al grito de “Vamos, Kevin!!!”, incitando a la gente a que con palmas lo hicieran salir. De repente, el cantante nacido en Fairbanks, Alaska, arrancó la noche con “La falla de San Andrés”, de su último CD, City Zen, con un sonido y una fuerza increíbles, que hicieron que al público ya no le importara estar cómodamente sentados en sus butacas numeradas, y se desbordaran por la escalera. Yo le sugerí a Loly que desde donde yo estaba obtendría unas excelentes fotos, y por suerte accedió, je je je...

Jugando con los ritmos, cumbias, milongas, el son cubano, etc. (mixture is the future) al igual que con su bilingüismo (producto no sólo de sus raíces, sino también de haber vivido en San Francisco, Buenos Aires, Montevideo y Nueva York), fue interpretando temas de sus tres CD (The nada, Sur o no Sur y City Zen), tales como Atahualpa, you funky!; El palomo; No me abandones; Mc Guevara´s o Che Donald´s; Daisy; y Down with my baby (el tema que se hiciera famoso en Resistiré) entre otros. También presentó algunos de su próximo álbum, sin título todavía, entre los cuales se destacó La hamaca, momentáneamente con ese nombre, dedicado a su hijita Kim.

Pero el cantante de voz privilegiada, que va desde un grave onda Barry White a un agudo extremo, no estuvo solo. Fue acompañado por The nada, grupo creado por Kevin en Nueva York e integrado por: Juan Alvarez (bajo y voces), Cheba Massolo (guitarra eléctrica), Andrés Reboratti (flauta, saxo y percusión), Lucas “oveja” Espina (percusión y accesorios), Maxi Padin (charango y percusión), Julián Hasse (bandoneón), Mariano Massolo (armónica y percusión), Luciano Gody (voces) y Enrique “el zurdo” Roizner (batería y realmente la rompe). Johansen también estuvo acompañado por Liniers, un dibujante que mediante una pantalla ubicada detrás de los músicos, iba improvisando dibujos a medida que transcurrían los temas (salvo algunas animaciones, el hombre dibuja rápido, pero tampoco la pavada). Cabe destacar que en muchas oportunidades se quedaba con la atención del público y del mismo Johansen, que no dudaba en voltear para ver qué ocurría.

Para culminar esta noche llena de mixturas artísticas, el mismo Kevin tomó unas fotos a la banda y al público con una cámara instantánea, y las iba repartiendo a la marchanta entre los espectadores (si no estuviese tan enamorado de esta chica, hubiese comprado la entrada para la primera fila y atrapado alguna).
Pero al salir, obtuve la yapa, el broche de oro que se merecía esta increíble noche. Ayudado por la falta de frío y mi insistencia de que pasara algo más con Loly, nos quedamos a esperar a Kevin a la salida, y tras casi una hora de espera (y chamullo), salió. Lo recibimos con gran entusiasmo y nervios, pero su sencillez y humildad nos permitió entablar una pequeña charla y sacarnos unas fotos!!!.

Foto de Loly: Mauro y Kevin abrazados en la puerta del ND Ateneo

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